Rasgos de conductas suicidas en jóvenes adolescentes: una visión de sus interacciones familiares, escolares y virtuales que ponen en riesgo su integridad

Traits of suicide conduct in young teens. A vision of family, school and virtual interactions that jeopardize their integrity

Traços de comportamento suicida em jovens adolescentes: uma visão de sua família, a escola e as interações virtuais que ameaçam sua integridade

Eunice Camacho Galicia
Secretaría de Educación Toluca, Estado de México, México
                                                                                                                           nichecg_07hotmail.com

*Este artículo se elaboró durante el tiempo que permanecí inscrito en el Programa de Doctorado en el Instituto Superior de Ciencias de la Educación del Estado de México (ISCEEM) a quien agradezco el apoyo otorgado

Resumen
En la investigación “Jóvenes adolescentes con ideas suicidas: De la precariedad de las interacciones comunicativas a los proyectos de actos futuros”, se identificaron algunos rasgos de conductas suicidas. Para ello se tomaron tres ejes de análisis como base para estudiar la interacción de los adolescentes en su entorno escolar, familiar y de amigos. En estos ejes se identificaron conductas inapropiadas y mecanismos de resolución emprendidas por los jóvenes ante situaciones de conflicto. Lo anterior se llevó a cabo a través de narrativas, entrevistas y observaciones de cuatro adolescentes de 14 y 15 años de edad que cursan la secundaria: dos mujeres y dos hombres, respectivamente. De acuerdo a los registros son varios los factores sociales que pueden desencadenar conductas suicidas en sus relaciones con los otros.

Palabras clave: jóvenes adolescentes, escuela, familia, interacción social, conductas suicidas.

Abstract
The research “Young teenagers with suicidal thoughts: of the precariousness of the communicative interactions to future acts projects”, identified some features of suicidal behavior. For this purpose three axes of analysis as a base were taken to study the interaction of teenagers in his school, family and among friends environment. These axes identified inappropriate behavior and resolution mechanisms undertaken by young people in situations of conflict. This was carried out through narratives, interviews and observations of four 14 and 15 years old teenagers attending secondary school: two women and two men, respectively. According to those records there are several social factors that can trigger suicidal behaviors in their relations with others.

Key words: young teens, school, family, social interaction, suicide conduct, suicidal behavior.

Resumo
Em pesquisa "Jovens adolescentes com pensamentos suicidas: A partir da precariedade da comunicação para o futuro actua projectos interações", foram identificadas algumas características do comportamento suicida. Para isso três eixos de análise foram tomados como base para o estudo da interação de adolescentes no seu ambiente escolar, família e amigos. Nestes eixos foram identificados inadequado mecanismos de resolução empreendidas por jovens em situações de conflito conduta e. Este foi realizada através de narrativas, entrevistas e observações de quatro 14- e 15-year-old no secundário: duas mulheres e dois homens, respectivamente. De acordo com registros existem vários fatores sociais que podem desencadear o comportamento suicida nas suas relações com os outros.

Palavras-chave: adolescentes jovens, escola, família, interação social, comportamento suicida.
Fecha recepción:   Enero 2016                                Fecha aceptación: Julio 2016


Introducción
Durante la investigación se observó que muchos problemas de conducta son tolerados o favorecidos por la misma escuela, donde los problemas interpersonales se “resuelven” mediante riñas o agresiones de diferentes tipos (Cárdenas, 2009). Dichas conductas reflejan una época de cambios significativos en los adolescentes, tanto en su forma de pensar, sentir, concebir el mundo, relacionarse, como en su apariencia física. Todas estas son condiciones importantes y determinantes en su comportamiento consigo mismos y con los demás. Es decir, dichos jóvenes son vulnerables en una sociedad que les exige y bombardea con un sinfín de persuasiones y mucha información, lo que influye en su toma de decisiones en cuanto a lo que son y lo que desean ser.
En los últimos años ha aumentado la preocupación por conocer cuál es la dinámica educativa en las escuelas y la complejidad para ejercerla. Los jóvenes adolescentes requieren que en la escuela se les reconozca como seres capaces de vivir en sociedad, con sensibilidad, inteligencia y dignidad. Es decir, ser considerados en su singularidad, en función de su condición de seres únicos e irrepetibles. Esto nos lleva a recuperar el concepto de formación integral establecido en los documentos oficiales, donde se reconocen y favorecen cada una de las dimensiones que configuran al adolescente como ser humano.
Desde el enfoque anterior, el artículo 42 de La Ley General de Educación del Estado de México menciona: “En la impartición de educación para menores de edad se tomarán medidas que aseguren al educando la protección y el cuidado necesarios para preservar su integridad física, psicológica y social sobre la base del respeto a su dignidad, así como que la aplicación de la disciplina escolar sea compatible con su edad”.
Así, la escuela no es el único entorno en el que los jóvenes como sujetos sociales interactúan. La familia y los amigos también desempeñan un importante papel en las prácticas de interacción. La actual forma de establecer comunicación es a través de las herramientas tecnológicas, en relaciones en las que los jóvenes experimentan encuentros y desencuentros. La adolescencia se reconoce como la primera etapa de la juventud; en ese sentido en el presente artículo se alude a la categoría de jóvenes adolescentes de manera indistinta, ya que es una etapa en donde el sujeto adquiere una nueva posición en la correlación de fuerzas en cada uno de los espacios sociales de los que forma parte. Esto es, se redefine su papel en la sociedad pues vive procesos de resignificación social y de reconstrucciones identitarias profundas, situación que se mantiene en los años sucesivos (Reyes, 2006).
Los jóvenes adolescentes necesitan ser escuchados por sus padres y maestros para poder construirse a sí mismos en relación con los demás, así como ser tomados en cuenta en la negociación y la toma de decisiones. Son personas que necesitan apoyo, aunque no cualquiera sino recibir un “buen trato”, es decir, desean ser tratados como individuos valiosos a los que se considera y respeta. De esta manera se rescatan los propósitos de la investigación: primero, identificar los rasgos de la conducta suicida y las situaciones dañinas que ponen en riesgo su integridad; segundo, indagar el modelo que el joven adolescente construye sobre conductas suicidas a partir de problemas diversos tanto en el ámbito escolar como familiar, como por aquellos que propician baja autoestima, comunicación deficiente, entre otros. El tercer y último propósito de la investigación son los significados y las expectativas que se derivan de sus interacciones virtuales. 
La presente investigación pretende ser un análisis que trascienda la idea de que la interacción social es un simple medio para expresar un comportamiento. Además, busca ampliar el panorama en torno al aumento de casos de suicidio, a pesar de los diversos intentos por concientizar a los jóvenes adolescentes y frenar este tipo de infortunios. Asimismo, pretende demostrar cómo un incidente adverso repercute a nivel social y personal en la vida de un joven. Mediante la adopción de una postura amplia que considere diversas prácticas sociales del joven adolescente, se busca cubrir sus múltiples acciones y reacciones. Se trata de comprender las interacciones de los jóvenes adolescentes dentro de la escuela, la familia y grupos de amigos, por lo que se deben considerar los factores de sujeto y estructura, pero no como dicotomías sino como diálogos de un encuentro.
Algunas investigaciones ofrecen elementos teóricos que permiten analizar el fenómeno suicida como un problema de salud pública local, nacional e internacional (Sánchez, 2014). La Organización Mundial de la Salud define a ésta como el estado de completo bienestar físico, mental y social del individuo, y determina que parte del quehacer de la salud pública se expande hacia áreas nuevas y emergentes en las sociedades contemporáneas.
De acuerdo con Durkheim (1982), el suicidio es un fenómeno sociológico más que un puro acto individual que consiste en una mala adaptación social; una muerte que es resultado de un acto positivo o negativo de la víctima y que deja secuelas en las personas cercanas. El suicidio es una acción humana destinada a la autoclausura voluntaria, que deriva en un acto comunicativo a través de la interacción social. La importancia del concepto es que el suicida envía el mensaje de que una o varias situaciones están afectando su vida. Estos avisos deben ser comprendidos por los sujetos que interactúan con él, para ayudarlo a solucionar y atender lo que le agobia.
En una persona con conductas suicidas se identifican tres momentos: 1. Pensamientos de no querer vivir, 2. Ponerse en riesgo y 3. Decidir quitarse la vida (Águila, 2014). Cada uno tiene ciertos indicadores que en conjunto constituyen categorías y subcategorías que permiten comprender las conductas suicidas, como los pensamientos de no querer vivir, ponerse en riesgo, o bien decidir quitarse la vida. De esa manera se pueden poner en perspectiva los rasgos de dichas conductas, los cuales han de ser comprendidos a partir de las interacciones sociales que establecen los jóvenes adolescentes con los otros. La interacción social se define como la acción mediante la cual se constituye la posterior influencia social que recibe todo individuo. La adolescencia es la etapa en la que se suele mostrar un interés muy particular por relacionarse con los otros, manifestando así una conducta social (Hollander, 1982). Por este motivo, la interacción se convierte en un elemento cardinal para poder desarrollar una conducta en respuesta a un estímulo externo. Aquí están incluidos los símbolos que se transmiten.
En términos generales, la interacción social se refiere a los contactos intersubjetivos que presuponen construcciones de sentido común sobre uno mismo y sobre la otra persona con la que se interactúa (Schütz, 1974). Este tipo de relaciones suelen influir en la conducta del individuo en instituciones como la escuela y la familia. En este sentido, existen investigaciones que permiten aproximarse a los sentidos y significados que los jóvenes adolescentes le atribuyen a las cosas, personas, instituciones, relaciones y objetos físicos en general (Blúmer, 1982). Lo mismo sucede con las acciones que “crean” circunstancias y a la vez las conforman.
Las interacciones de los jóvenes adolescentes también tienen que ver con las emociones, las cuales abarcan una serie de componentes, pensamientos, valoraciones, experiencias afectivas, activación fisiológica y aspectos comportamentales.
Muchos teóricos se adhieren a la triada de reacción: (1) activación fisiológica, (2) conducta expresiva y (3) sensación subjetiva. Algunos añaden una tendencia motivacional a la acción y de procesamiento cognitivo, sin embargo, no existe ningún acuerdo sobre cómo se organizan estos componentes, cuándo comienza y termina una emoción y cuántas emociones hay que distinguir. Para Lang (1995), las emociones se describen a partir de tres niveles de respuesta clásicos: (1) lenguaje cognición, (2) fisiológico y (3) motórico. No obstante, cuando se evalúa una misma emoción en estos tres niveles es escasa la correlación que se suele hallar (Klaus Scherer, 1993).
A través de las investigaciones consultadas y del análisis de trabajo de campo, se observa que las vivencias de los jóvenes adolescentes que participaron en esta investigación son un  referente para comprender que la escuela y la familia son entornos prioritarios de interacción social. Además, las circunstancias son el factor primordial en el que se desenvuelven y determinan algunos aspectos propios de conductas consideradas inadecuadas y ciertos rasgos latentes: violencia, carencias económicas y cambios en su forma de ser. Todas estas son realidades que muestran vulnerabilidad en su estilo de vida.


Método
El paradigma cualitativo permitió tener acceso a los cuatro sujetos de estudio al acercarnos al mundo empírico de los jóvenes adolescentes, los padres de familia y los docentes y orientadores, quienes como sujetos de la investigación aportaron información valiosa para el desarrollo y comprensión de sus “propias palabras habladas y escritas y la conducta observable” (Taylor y Bodgan, 1987, pp. 20-21). Esto se hizo mediante entrevistas, narraciones, transcripciones, encuentros y observaciones por escrito en trabajo de campo, todas ellas técnicas que avalaron la interacción con los jóvenes adolescentes y la comprensión de su realidad. La presente investigación aporta una perspectiva sociológica que busca ser fuente de consulta para las personas y autoridades escolares que colaboran y conviven con jóvenes adolescentes, es decir, una propuesta que les brinde los elementos básicos para identificar y prevenir ideas suicidas, particularmente en las interacciones comunicativas que establecen en su contexto social.


Resultados
Las narrativas, las entrevistas, la sociología fenomenológica, así como la teoría del suicidio,  permitieron recuperar la percepción y los significados que tienen cuatro jóvenes adolescentes sobre su relación con los otros y cómo conforman los códigos propios de  comunicación y convivencia. Dichas relaciones influyen en su forma de ver, comprender e interpretar la realidad. Con base en lo anterior se reflexiona sobre el suicidio desde una metodología cualitativa a través del estudio de casos, a diferencia de otras investigaciones que consideran que el suicidio sólo proviene de la disfunción familiar o desajustes psicológicos individuales. Los hallazgos se condensaron en dos categorías: las interacciones comunicativas precarias y los proyectos de actos futuros. El sustento metodológico fue el paradigma cualitativo que nos permitió acercarnos a los sujetos.
Dentro del análisis de la interacción de los cuatro jóvenes adolescentes se identificaron tres ejes de observación, con los cuales se registró la influencia que reciben de los diversos contextos en los que están inmersos. 
La escuela tiene la responsabilidad de propiciar el aprendizaje de los mecanismos, estrategias, normas y valores de interacción social. Por ello debe contribuir a la formación paulatina de representaciones y patrones de conducta valiosos dentro y fuera de la escuela. Autores como Elliotte  (1997, p. 214) y Pérez Gómez (1997, p. 92), citados por Desiderio de Paz (2004), señalan que en el modelo de Doyle existen varios mecanismos de socialización para que el alumno se integre socialmente a través de la adquisición de conocimientos y el desarrollo de cualidades que le permitan un pleno tratamiento en favor de sí mismo y de la sociedad. Entre estos destacan: el clima de las relaciones sociales, las formas en las que la escuela y docentes organizan la participación de los alumnos, así como la selección y organización de contenidos.
En este sentido, cada uno de los jóvenes es concebido como un individuo único. En las otras formas en las que se relacionan socialmente se observa una conducta típica de motivos profundos, de aptitudes típicas de un tipo de personalidad, de las cuales los adolescentes no son sino ejemplos de conducta.
La escuela secundaria es un espacio de subjetivación, redefinición y  resignificación de experiencias y prácticas, en este sentido más allá del plano estructural. La secundaria es, por definición, “una escuela para adolescentes” (Sandoval, 2000, p. 59), sin embargo, las escuelas difícilmente reconocen a los adolescentes como sujetos y actores sociales, restringiendo por momentos su participación en asuntos que tienen que ver directamente con sus intereses.
Conforme a lo anterior, Sofía, una de las jóvenes focales de la investigación, gusta de estar en la escuela; convive y platica con sus compañeros y amigas debido a la identificación que tiene con ellos, lo cual le hace sentirse bien, aunque se preocupa mucho por los problemas que le comentan. La escuela secundaria es vista por Sofía como un espacio donde a pesar de los estatutos y las normas de control, puede comprender a los compañeros y hacer amistad con ellos. La escuela es para los adolescentes el espacio donde se pueden divertir con sus pares y dar valor a sus intereses comunes. Para Sofía es mejor estar en la escuela que en su casa: 
Hay una buena comunicación con las compañeras y amigas de la escuela porque tenemos cosas en común, pero cuando terminan las clases me pongo triste porque regreso a un lugar donde no tengo con quién platicar, aunque sea mi casa y los problemas sean de la familia (Ent 05/ 14/11/2015/As).
Sofía siente emociones que la hacen tener diversas experiencias en sus interacciones sociales; asimismo, experimenta tristeza al salir de la escuela porque tiene que llegar a su casa. Sofía ve a la escuela como el espacio idóneo para la convivencia con sus compañeros y amigos. Señala:
Con los compañeros y amigos me la paso bien, nos tenemos confianza y descubrimos cosas nuevas (Ent 12/12/02/2016/As).
En la etapa de la adolescencia los jóvenes empiezan a separarse emocionalmente de su familia. Se preparan para introducirse a una nueva aventura, temerosos y a la vez ansiosos por establecer relaciones con sus pares. Sofía es una joven que al relacionarse con compañeros y amigos interactúa socialmente con ellos, de modo que la etapa de la juventud le ofrece la oportunidad de compartir y disfrutar:
Me relaciono mucho con mis amigos en la escuela al platicar en el tiempo libre que tenemos. Les comparto mis cosas porque tenemos intereses comunes (Ent 12/12/02/2016/As).
Tras analizar los factores que propician problemas de convivencia en la escuela se identifica que éstos están relacionados con comportamientos disruptivos que alteran el clima de convivencia en las aulas, lo que obstaculiza las relaciones interpersonales tanto con profesores como alumnos (Ochoa Diez, 2010).
En la escuela, las relaciones entre iguales no siempre instan a modelos de normas y reglas idóneas para la convivencia (como en el caso de Sofía), ya que se observan códigos de dominación y sumisión interpersonal que originan conflictos. Por tanto, es muy importante que cuenten con relaciones sanas y amigos que les den un sentido de seguridad e identidad. A medida que estas amistades se reafirman, los adolescentes decidirán con libertad si aceptan o rechazan las proposiciones que les ofrece su entorno.
Las relaciones entre adolescentes no siempre son armónicas y con regularidad contienen un alto grado de agresividad, a la cual los alumnos deben adaptarse, ignorar o enfrentar. Es, en todo caso, parte del “relajo” que se busca frenar con normas (Sandoval, 2000). Los jóvenes mencionan las agresiones físicas y verbales que frecuentemente reciben de sus compañeros; asimismo, identifican relaciones violentas, concretamente agresiones físicas o verbales. Este tipo de relaciones les generan miedo e inseguridad, por lo que no son capaces de discernir lo que deben hacer.
Quizá la juventud sea una metáfora del cambio social, como señala Feixa (1993) en Sandoval (2000): una llamada de atención, una alerta roja que nos obliga a repensar muchas certezas previamente construidas. Lo anterior debido a la sistematización en los estudios, los planes, el “deber ser” que ha monopolizado la comprensión, ignorando la capacidad de respuesta, las constantes “chapuzas” con las que los actores sociales y no sólo los jóvenes se enfrentan al orden establecido.
Los jóvenes perciben sus relaciones como producto de la progresiva violencia física y emocional que se presenta en la escuela, tal como expresa Berenice, otra de las jóvenes entrevistadas:
Casi a diario se ven en los descansos, e inclusive durante las clases, empujones, golpes con objetos, además de agresiones verbales (Ent 02/ 08/05/2015/As). 
La joven refiere que además las relaciones van más allá del daño físico. Para ella, los jóvenes también son heridos emocionalmente y muchas veces decide mantenerse al margen porque no sabe cómo enfrentar el problema. Al ser lastimada y herida o al sentirse poco valorada por sus compañeros, Berenice tiende a considerarse a sí misma como “tímida e introvertida”. Es decir, la idea de sentirse agredido y no saber cómo responder hace que el joven sienta malestar, tristeza e impotencia. Esto no debe ignorarse.
Berenice señala:
En la escuela existen problemas de bullying, por ejemplo, hay compañeros de tercer grado que agreden a los de primero, diciéndoles palabras que les ofenden y también empujándolos, con golpes no muy fuertes, pero que agreden y molestan de alguna manera. Cuando los maestros se dan cuenta de este tipo de situaciones toman medidas como suspenderlos o expulsarlos, dependiendo del tipo de agresión (Ent 02/ 08/05/2015/As).
Las estadísticas indican que en el ámbito escolar este clase de agresión es un problema que va en aumento, tanto en el número de casos como en los niveles de violencia.
Berenice asimismo señala:
En la escuela algunos compañeros me dicen groserías y me han dado empujones, pero no se lo he dicho a nadie por miedo a la reacción de los maestros, a que no me crean o me suspendan (Ent 02/08/05/2015/As).  
Cuando los jóvenes no sienten confianza de comunicar lo que les sucede, tienden a minimizar o justificar su respuesta, lo que puede propiciar con el paso del tiempo problemas mayores. Relatos como el de Berenice demuestran la falta de comunicación que existe entre los estudiantes y las autoridades escolares.
Muchas veces la escuela constituye una barrera para la interacción entre pares y la inclusión educativa. La escuela es una institución en crisis y para muchos un espacio poco acogedor, vinculado más al encierro que al estudio y donde los jóvenes se sienten solos.
Con frecuencia, las normas, su cumplimiento y las sanciones no son congruentes. No se escucha a los adolescentes y éstos tienen problemas con los docentes. Por ejemplo, los jóvenes los consideran ineficaces e incapaces y les tienen poca confianza a pesar de que están rodeados de violencia e inseguridad (Lucas y Flores, 2009).
Dentro de este marco surgen las expectativas construidas por los jóvenes con respecto a sus estudios de secundaria, donde también se forman académicamente. Las interacciones sociales que desarrollan desde su condición de adolescentes, las autopercepciones que se construyen y los sentidos diversos que adquieren de la escuela secundaria, nos muestran una relación compleja y a veces contradictoria con respecto a las instituciones educativas. Este es un escenario que habla de que los procesos de ruptura y emancipación producen tensiones y conflictos sociales en los que participan los adolescentes.
Sofía manifiesta:
El mundo de la escuela es complicado ahora en la secundaria, porque hay materias complicadas y la forma de enseñar de los maestros también hace que me presione. Pero los recesos y cuando no hay clases es un tiempo que disfruto para compartir y convivir con mis compañeros y amigos (Ent 12/12/02/2016/As).
Berenice manifiesta malestar en sus relaciones en el ámbito escolar:
Me siento menos debido a algunos tratos que recibo por parte de algunos maestros (Ent 06/ 15/11/2015/As).
Ella atribuye su falta de confianza a que no tiene el mismo estatus económico de varios de sus compañeros, lo que le causa cierto nerviosismo por no saber cómo actuar ante determinadas circunstancias:
No me siento segura de hablar con los maestros y decirles porqué hacen esas diferencias con los compañeros de dinero (Ent 06/ 15/11/2015/As).
Hugo, otro de los jóvenes focales, señala:
El mundo que experimento en la escuela es de mucho trabajo y presión, hay maestros que son regañones, aunque trato de acoplarme a ellos. Cuando es tiempo de exámenes me preocupo porque me cuesta mucho trabajo aprender y entender cosas de casi todas las materias. Mi vida en la escuela es complicada por las tareas y por los exámenes que hacemos. Confianza es algo que me gustaría tener en los maestros. Estudio por obligación, a veces es muy aburrido estar en clases, no entiendo muchas cosas pero algo aprendo. La escuela es difícil y estresante, me angustian las calificaciones, por eso no seguiré estudiando y me buscaré un trabajo (Ent 10/ 13/02/2016/As).
Chris, el cuarto joven, cuenta su experiencia:
La escuela la vivo de la mejor manera, trato de conocer a todos los que forman parte de ella. Las relaciones en la escuela son buenas y malas porque a veces no obedecemos y no queremos estudiar o hacer tareas; hay maestros buenos, pero la mayoría sólo quieren que cumplamos con lo que piden. Estudio porque quiero una carrera, pero a veces no me gusta hacer las tareas, me da flojera (Ent 09/19/02/2016/As).    
En la propuesta de Schütz (1974), " la interacción más simple de la vida presupone una serie de construcciones de sentido común [...] todas ellas basadas en la idealización de que los motivos "para" del joven se convertirán en motivos "porque" de su asociado y viceversa.
Como se observa en las narrativas de los jóvenes, son diversas las percepciones que se tienen en torno al contexto escolar, derivadas de su situación biográfica. Además, desde su perspectiva atribuyen significado a las interacciones que establecen con los otros. De esa manera, la escuela no siempre es un espacio negativo o un lugar que favorezca el desarrollo del joven.
En la actualidad, a pesar de que los jóvenes establecen  relaciones interpersonales a través de las redes sociales, la familia sigue constituyendo el eje central en su vida al ofrecer experiencias concretas de desarrollo que influyen en las interacciones de los adolescentes en otros contextos, por ejemplo, la escuela o una comunidad más amplia (Musitu et al., 2001).
El ambiente familiar constituye una condición importante en la vida de estos cuatro jóvenes. Al respecto se reconoce que un ambiente familiar positivo, caracterizado por la comunicación abierta, presencia de afecto y apoyo entre padres e hijos, es uno de los más importantes garantes de bienestar psicosocial en la adolescencia (Musitu y García, 2004). Por otro lado, un ambiente familiar negativo con frecuentes conflictos y tensiones dificulta el buen desarrollo de los hijos y aumenta la probabilidad de que surjan problemas de disciplina y conducta (Dekovic, Wissink y Mejier, 2004).
Al respecto, Sofía dice:
Mi vida no ha sido nada fácil, ya que he pasado por varios problemas, uno de los más importantes fue que mis padres me dijeron que se separarían por varios problemas que tenían y que no podían seguir juntos, que era lo mejor para mí, mi hermano y medio hermano (Ent 05/ 14/11/2015/As).
Por su parte, Berenice señala:
Muchas son las veces que me siento mal porque cuando está mi papá con nosotros no me pregunta cómo voy en la escuela, ni me pregunta si necesito algo. No comprendo por qué no busca una plática conmigo ni con mis hermanas y hermano (Ent 06/ 15/11/2015/As).
Hugo expresa que cuando vivía su papá lo regañaba frecuentemente, por lo que nunca mantuvieron una buena relación. Además, refiere no haber tenido una plática con su papá, lo que le causa mucha tristeza porque siente que nunca recibió de él cariño o atención. El joven recuerda que la mayoría de las veces su papá llegaba alcoholizado, y cuando estaba en casa se encerraba en su cuarto y las palabras que le dirigía eran para regañarlo o para que fuera por algo a la tienda.
Desde que Chris nació, cuenta su mamá, su papá lo rechazaba, le gritaba y lo ofendía diciéndole que era un “maricón”, que se fuera con su mamá a chillar.
En los relatos de vida de los cuatro jóvenes hay algo en común: la poca o nula comunicación con los miembros de su familia. Son diversas las causas de esta situación, por ejemplo, la falta de confianza, como indica Sofía. Para Hugo, su aspecto físico representa una barrera que le impide aceptarse, lo que le genera depresión constante y falta de habilidad, como él dice, para comunicarse con otras personas. Para Chris, los cambios domiciliarios y las relaciones que su padre ha tenido con distintas mujeres, provocan en él conflictos que han generado agresividad en él. Finalmente, Berenice suele no comentar las situaciones difíciles que ha vivido, lo que la ha vuelto una joven introvertida y callada.
Todo esto hace que el contexto familiar sea clave durante la infancia y la adolescencia para el aprendizaje de elementos sociales y culturales. En jóvenes cuyo contexto ha sido hostil son comunes las conductas de aislamiento, indiferencia, agresividad o enojo, las cuales por lo regular son una forma de pedir apoyo. Lo que experimentan los jóvenes en su vida diaria crea su realidad específica y particular, tal como señala Schütz. Mediante esta pauta demandan  atención y de no recibirla podrían manifestar tendencia al suicidio.
Lo descrito ayuda a comprender que la acción social a través de las relaciones sociales que los jóvenes establecen en los diversos contextos (donde se muestran diversas pautas en sus vidas, como la adaptación a su entorno social), promueven diversas formas de conocimiento, los cuales se reflejan en su forma de actuar y dependen de la complejidad de cada escenario.
El comportamiento suicida es determinado por un gran número de causas, como pobreza, pérdida de seres queridos, ruptura de relaciones familiares o sus causas, tal como se aprecia en los comentarios de Sofía y Berenice: maltratos en la infancia, aislamiento social, soledad, es decir,  factores relacionados con el suicidio o conductas suicidas.
Las redes sociales son formas de interacción social, es decir, son un intercambio dinámico entre personas, grupos e instituciones en contextos de complejidad; un sistema abierto y en construcción permanente que involucra conjuntos que se identifican por tener las mismas necesidades y problemáticas y que se organizan para potenciar sus recursos (Zamora, 2006). La irrupción de las Tecnologías de la Información y Comunicación en la cotidianidad social de los jóvenes configuran nuevas formas de interacción que transforman las relaciones entre pares, y ponen en alerta a los padres y los docentes frente al posible mal uso que se les da. Si los jóvenes usan eficientemente las herramientas tecnológicas pueden ver con otros ojos su mundo y acceder así a nuevos códigos comunicativos, pero también éstas pueden dificultar las interacciones entre jóvenes y adultos, convirtiéndolas en ocasiones en confrontaciones. La mayoría de los docentes y padres de familia consideran que los jóvenes pierden el tiempo al permanecer en constante contacto con los medios de comunicación electrónicos.
Los jóvenes de la actualidad se relacionan de formas diferentes. Se desarrollan en un mundo establecido por y alrededor de tecnologías digitales, procesos diferentes y distantes de los adultos.
Entre los jóvenes, las nuevas formas de comunicarse han cambiado radicalmente y, por tanto, tienen sus propias apreciaciones al respecto:
Berenice:
Las redes sociales han venido a suplir el contacto persona – persona; tienen ventajas como la rapidez con la que te llegan noticias y comunicados, pero también la desventaja de que por carecer del encuentro persona - persona, se tiene el valor para decir cosas que te hieren y que de frente no te atreves a decir (Ent 11/20/02/2016/As).   
A pesar de que los jóvenes pasan gran parte de su tiempo utilizando computadoras, videojuegos, reproductores de música digitales, teléfonos celulares, entre otras tecnologías, perciben ventajas y desventajas que afectan su encuentro con los otros, es decir, por un lado valoran la rapidez que se logra a través de estos medios, pero por otro saben que se pierde el contacto físico entre las personas. Berenice también señala al respecto:
Es bueno saber cosas de la familia o amigos a través de las redes sociales, pero  muchas veces veo en lugares públicos que la gente pierde tiempo valioso porque está ocupada en sus computadoras y celulares (Ent 11/ 20/02/2016/As).    
La opinión de Sofía es:
Me gusta compartir música con mis amigas, es parte de mi vida… la computadora y el celular forman parte de mí (Ent 12/12/02/2016/As).
Las formas de comunicarse entre los jóvenes han cambiado radicalmente, ahora ellos se comunican a través de las redes sociales. Desde este enfoque la presión de sus pares para que participen en las redes sociales virtuales es importante y decisiva. El deseo de no ser excluido por ciertos grupos es una preocupación. Berenice señala:
Si no usamos estas redes sociales podemos quedar excluidos de algunos grupos de amigos y compañeros. Por no entrar en la tecnología, que podemos decir es un tema de actualidad (Ent 11/20/02/2016/As).  
Los jóvenes buscan ser aceptados y tomados en cuenta por los grupos que les interesan. Desafortunadamente, los jóvenes prefieren no hacer tareas o no mantener una charla con su familia por sentirse inseguros en expresar lo que sienten o porque no tienen la confianza suficiente. Les llama la atención relacionarse con amigos porque no son escuchados por su familia. Berenice nuevamente expresa:
Otra de las actividades que me gusta hacer en mi celular, por ejemplo, es pasar tiempo en los juegos. Me gustan por entretenidos o porque no tengo con quién platicar, pero son pocas las veces que lo hago porque tener acceso a internet es caro (Ent 11/20/02/2016/As).    
Desde luego que esta tecnología influye en la socialización; por ejemplo, para los chicos tímidos a quienes no les resulta fácil hacer amigos, esta plataforma digital es un gran apoyo. Sin embargo, también este tipo de actividades electrónicas puede ocasionar la falta de diálogo en el ámbito familiar. En el afán de no ser molestados o de entretener a sus hijos, algunos padres les compran un celular, una tablet o videojuegos, como expresa Berenice:
Yo no entiendo a los padres cuando escucho que se quejan de que los jóvenes pasamos tanto tiempo con estos aparatos, porque he visto que tíos o conocidos compran estos artículos para no ser molestados por sus hijos y ellos mismo pasan mucho tiempo con sus celulares (Ent 11/ 20/02/2016/As).     
Y agrega:
A partir de que uso la tecnología siento que la comunicación es un medio y modo de hablar, conocer y dialogar de forma muy rápida con las personas que me interesan y a las que quiero (Ent 11/20/02/2016/As).     
Por su parte, Sofía coincide con lo anterior:
Lo que me agrada de las redes sociales es que por este medio me puedo comunicar con mis amigos y familiares, lo que me disgusta es que algunas personas no les dan un uso adecuado y por eso se dan las malas experiencias, porque pueden pensar diferente de aquellos que hacen algunos comentarios, lo que ocasiona problemas o disgustos (Ent 12/12 /02/2016/As).       
Además señala:
Participo en redes sociales y sí son buenas porque tenemos grandes beneficios y nos comunican (Ent 12/12/02/2016/As).        
Berenice y Sofía aprecian las ventajas del uso adecuado de las redes sociales. Los jóvenes adolescentes consideran que estas influyen en sus vidas, en ámbitos como las relaciones familiares y las amistades, sin embargo, se debe tener cuidado al escribir lo que se desea transmitir. Berenice apunta:
Cuando alguien piensa distinto a mí y lo manifiesta a través de algunas redes sociales trato de platicarlo y resolver el conflicto en persona (Ent 11/20/02/2016/As).     
Es decir, cuando surgen diferencias al momento de comunicarse a través de las redes sociales es importante aclarar lo que se quiso comunicar. Para evitar un problema mayor, el encuentro de persona a persona será lo ideal cuando sea posible, como lo refiere Berenice:
Una desventaja de las nuevas formas de comunicarnos a través de las redes sociales es que se dicen cosas que en persona comúnmente no se hace. Como escribir expresiones que dañan a la persona, sin correr el riesgo de recibir una agresión o respuesta inmediata (Ent 11/20/02/2016/As).     
Al respecto Sofía refiere:
Es bueno que la tecnología nos brinde avances y formas de comunicarnos, pero a medida que avanza también nos afecta porque hay nuevas formas y medios para lastimarnos entre nosotros porque no hay un encuentro físico (Ent 12/12/02/2016/As).      
Hoy en día, los jóvenes sugieren a Facebook como el principal delator de sus relaciones, a tal punto que a través de este medio se puede iniciar o terminar una amistad o un noviazgo, sin importar el daño que esto le cause a terceras personas ya que cualquier persona puede opinar sobre un asunto personal. Los jóvenes prefieren terminar por Facebook vínculos afectivos, por ejemplo, amistades o relaciones amorosas porque les da seguridad al no tener un encuentro cara a cara, ya sea por temor o irresponsabilidad al no pensar en las consecuencias.
Berenice también expresa:
Facebook es un medio para conocer más de los demás, para iniciar o terminar relaciones que no te agradan. Tengo primas que terminan con su novio o amigas a través de las redes (Ent 11/20/02/2016/As).   
Una de las  actividades más frecuentes que  realizan los jóvenes adolescentes en estas redes (como ellos externan) es  la exposición de fotos o comentarios de ciertos eventos tales como fiestas y reuniones con sus amigos y conocidos. Al interactuar en estas redes se saludan, comentan sobre sus fotos, etcétera. Al respecto, Sofía comenta:
Hago uso de la computadora y la verdad del Facebook, porque me entero de cosas de mis amigas, me gusta ver y compartir fotos a través de él (Ent 12/12 /02/2016/As).        
Aunque en la sociedad actual los jóvenes tienen acceso a dispositivos tecnológicos, existe oposición a su uso incorrecto porque puede generar exclusión, inequidad, opresión y hostilidad.


Discusión
El presente artículo tiene como centro de interés a cuatro estudiantes de educación secundaria, desde su condición de adolescentes y sus procesos de construcción identitarias. Considera, además, el papel que tienen las escuelas en estos procesos, cuya temática se enfoca en conocer e identificar los rasgos de conductas suicidas en los estudiantes identificados por los especialistas en suicidiología. Aunado a esto, se identificaron diversas situaciones que llevan al sometimiento de los estudiantes con conductas suicidas a escenarios cada vez de mayor riesgo y que atentan contra su integridad. La presencia de estos elementos y rasgos se dio tanto en hombres como en mujeres cuyo rango de edad era entre los 14 y 15 años.
Asimismo se observaron factores de interés, alerta para la prevención y la atención en los cuatro jóvenes adolescentes: depresión, baja autoestima, aislamiento, falta de comunicación con sus familiares y deseos de no querer vivir. Además, los estudiantes manifestaron que la escuela es un espacio en el que experimentan presión, estrés y desinterés de parte de los docentes hacia sus necesidades e intereses personales. Dan cuenta de lo planteado otras investigaciones consultadas, las cuales hablan acerca del papel que juegan las afinidades identificadas en quienes cursan la educación secundaria (adolescentes de 12 a 14 años de edad). Sin embargo, Bourdieu (1990, p. 165) y otros autores (SIJ-UNAM, 2012) advierten que la relación entre la edad biológica y la edad social es compleja, ya que implica no sólo tener en cuenta los cambios psicobiológicos, sino también las distintas condiciones sociales, es decir, la participación en el mercado laboral, el tiempo disponible, las responsabilidades familiares de los jóvenes y las de los adolescentes de la misma edad (biológica) que son estudiantes.
Con ello, es posible visualizar que un eje principal del problema del suicidio ubica en el centro al adolescente. En esta línea interesa la manera en la que el adolescente percibe su mundo social y actúa en él, cuestionando cómo es que el joven responde cuando se siente intimado, cuando el tema, la forma y las actividades a desarrollar son afines a sus preocupaciones, a su coexistencia cotidiana y a sus efectos. Es común que los alumnos no se atrevan a expresar sus emociones, generándoles un malestar subjetivo que termina reflejado en un marco objetivo. Por lo tanto, se ha planteado como posibilidad la enseñanza de la expresión de emociones como método de bienestar (Salavera, Puyuelo y Orejudo, 2008), superando una mera corrección de emociones en el estudiante. En otra perspectiva, se destaca la fabricación de una baja autoestima, las constantes depresiones, los sentimientos de inseguridad y abatimiento (citado por Cerna, 2011), como producto de las relaciones que el adolescente establece con su mundo social.
Finalmente, para analizar a los sujetos en su condición de jóvenes con ideaciones suicidas se partió de la pregunta central: ¿cómo significan las interacciones comunicativas que establecen en su contexto social los jóvenes adolescentes con ideaciones suicidas? En el marco de este cuestionamiento se identificaron los significados y percepciones en los que las interacciones comunicativas se ubican como el foco de atención y se pretendió enmarcar como una nueva forma de analizar-interpretar la complejidad de las ideaciones suicidas en los jóvenes adolescentes, dado el contexto social actual que viven, donde la incertidumbre, los vínculos afectivos frágiles y la vulnerabilidad se presentan en su vida cotidiana. 


Conclusiones
El panorama del presente estudio convoca a comprender las condiciones de los jóvenes adolescentes para relacionarse tanto en el ámbito escolar, familiar y mediante las interacciones virtuales, con la finalidad de identificar y atender de manera oportuna los rasgos de conductas suicidas en los jóvenes adolescentes de educación secundaria; asimismo, las situaciones que los hacen vulnerables y que pocas veces se expresan. Es importante destacar que los síntomas de conductas suicidas que se presentan en la vida de los cuatro jóvenes participantes son tendencias que revelan la manera en la que establecen relaciones dentro de la familia, en la escuela y con sus amistades, las cuales pueden observarse en sus narrativas y en las entrevistas, donde predominan escenarios de conflicto, de inseguridad y falta de aceptación. Esta realidad demanda la reflexión de los padres y de los docentes, para propiciar un diálogo permanente que permita la detección oportuna y, en consecuencia, una actuación a favor del desarrollo pleno y armónico de los adolescentes.
Es significativo enunciar que un solo motivo no desencadena habitualmente un acto suicida, sino que la persona muestra una serie de señales e indicios dentro de su conducta que le va generando ciertas tendencias, mismas que se traducen en cambios en su forma de actuar y de relacionarse. Otro aspecto importante es el ambiente familiar, pues constituye una condición relevante en la vida de los jóvenes adolescentes. Respecto al contexto escolar, también se han identificado factores que pueden influir en el ajuste psicológico del adolescente y, por lo tanto, en su autoconcepto, tales como: el fracaso escolar, las expectativas negativas de éxito académico como baja autoestima académica/escolar, o los problemas interpersonales con los compañeros en términos de victimización o aislamiento social.
En este sentido, se percibe que los adolescentes con baja autoestima escolar presentan más sintomatología depresiva y estrés psicológico, lo cual se puede explicar por el alto grado de centralidad que tiene esta dimensión de la autoestima en la vida del adolescente escolarizado. El ajuste psicológico de los adolescentes también se ha asociado con los problemas de relación social con los condiscípulos en la escuela. González (1997) cita que la escuela posee medios, procedimientos y métodos para mantener el orden y la disciplina, los cuales son aplicados a aquellos que violan las normas que rigen el comportamiento escolar. Además se puede visualizar la existencia de otros factores que inciden en la conducta, como la poca o nula comunicación familiar, la inconsistencia en las normas, relaciones afectivas inadecuadas y límites poco claros. Todo esto pone en riesgo el proceso de formación del adolescente y la interpretación de lo que significa una interacción positiva.
La problemática del suicidio y la violencia hacia sí mismos son una sombra que acompaña este fenómeno. Por ello, la atención de esta problemática social requiere la intervención de padres y docentes, pues recordemos que en sus narrativas los adolescentes expresan que les gustaría que los docentes los escucharan más allá del aspecto académico. Encontrar una persona en quien confiar es un componente importante y de gran valor entre los jóvenes, porque a través de la amistad y del vínculo afectivo que surgen con sus pares aprenden a exteriorizar sus emociones, a compartir sentimientos y situaciones que para ellos son de interés mutuo. Por lo tanto, es normal que a esta edad los jóvenes manifiesten incertidumbres y no tengan muy claro lo que desean.
Tanto la escuela como la familia representan un papel importante en la educación y la formación de los  jóvenes. Por tal motivo, ni la escuela ni la familia pueden desempeñar dicha función de manera aislada. Como expresa Bolívar (2006), la escuela no es el único contexto educativo, sino que la familia y los medios de comunicación desempeñan un importante papel. Por tanto, la escuela por sí sola no puede satisfacer las necesidades de formación de los estudiantes, sino que la organización del sistema educativo debe contar con la asistencia de los padres y las madres como agentes primordiales.
La acción social representa una respuesta activa a situaciones definidas estructuralmente, lo que a su vez tiene consecuencias negativas. Los sentidos y significados que los propios jóvenes le otorgan a sus prácticas sociales fueron analizados, los cuales se constituyen en una dimensión central para comprender los procesos educativos, pero sin ignorar que están biográficamente condicionados y se construyen dentro de un contexto específico. La subjetividad como referente teórico fue de gran utilidad para situar una mirada hacia los jóvenes adolescentes que viven su situación en la escuela secundaria, y así identificar cómo su conformación no sólo es posible en la esfera de las relaciones pedagógicas, sino también en la realidad extraescolar. Sin embargo, los relatos de vida de los cuatro jóvenes (los cuales evidencian una realidad) contrastan con lo establecido por la escuela. El dar cuenta de las interacciones comunicativas precarias que establecen los jóvenes adolescentes en los contextos familiar, escolar y con los amigos, dio apertura a una lectura de la información acopiada en esta indagación. Las expresiones y opiniones de los cuatro jóvenes adolescentes enuncian lo que de alguna manera a la mayoría de la juventud le interesa e inquieta.
La presente investigación reveló el panorama general de los conflictos a los que están expuestos los jóvenes adolescentes que cursan la secundaria, es decir, se delimitó en el campo de la sociología fenomenológica. Ahí se enfocó en las interacciones comunicativas desencadenantes de una serie de circunstancias que afectan a los jóvenes adolescentes en su interacción con los demás. Una interacción comunicativa precaria afecta a cualquier sujeto, por lo que no es difícil anticipar efectos desfavorables en los adolescentes, quienes quedan desamparados debido a la fragilidad de su vínculo social. Las interacciones comunicativas precarias hacen vulnerables a los sujetos, cuyos lazos internos se debilitan y tornan frágil el encuentro con el otro, condición que genera fractura social (Efrón, Korinfeld, 1996).
La tesis de la presente investigación fue que: los jóvenes adolescentes significan las interacciones comunicativas que establecen en su mundo social desde el sentido común, sobre ellas mismas y sobre los otros con los que interactúan. La experiencia de sus interacciones sociales han sido objeto de poco estudio; las investigaciones relacionadas con el suicidio y las ideaciones suicidas han sido estudiadas desde una dimensión psicológica que considera básicamente al individuo y que establece relaciones causales con diversos factores, mientras que las investigaciones del suicidio sobre una perspectiva sociológica discurren sobre la influencia de distintos factores sociales y, si bien toman en cuenta los contextos familiar y escolar, siguen apareciendo como factores causales.
La cercanía con personas ajenas a los jóvenes manifiesta las circunstancias y experiencias por las que pasan. En este proceso es posible identificar los significados y percepciones respecto a las interacciones comunicativas que establecen con los demás, en las que se reconocen problemas, inquietudes y expectativas en los cuatro jóvenes del estudio. Ellos muestran comportamientos que muchas veces no son los más adecuados, sin embargo, expresaron deseos de cambiar algunos aspectos nocivos en su contexto familiar, escolar y personal, aunque no saben cómo hacerlo. Cuando se abre el puente de la comunicación demandan apoyo en cuestiones académicas, personales y familiares, como mejorar la comunicación y la relación con sus padres, docentes y pares. Las percepciones de las interacciones comunicativas precarias son producto de una serie de experiencias adquiridas a lo largo de los años en sus diferentes relaciones con las personas de su entorno familiar y escolar. Cada una de ellas aporta elementos que los ayuda a desempeñar su papel de hijos, estudiantes o amigos.
Las interacciones comunicativas se caracterizan por percepciones de rechazo, indiferencia, conflictos o agresiones, en las que en ocasiones son incapaces de decidir o actuar. Estas circunstancias generan en ellos enojo, rechazo, reproches, resentimiento, lo que implica la posibilidad de caer en situaciones de riesgo porque carecen de un sentido de pertenencia. La consecuencia es la ruptura en la comunicación con los demás y vínculos afectivos frágiles. Los conflictos por los que atraviesan hacen surgir la violencia en sus interacciones.

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