Inseguridad alimentaria y género de la jefatura familiar en hogares aportadores de migrantes

Food insecurity and gender of family head in households contributors of migrants

A insegurança alimentar e sexo da liderança família em famílias contribuintes migrantes


DOI: http://dx.doi.org/10.23913/ricsh.v6i11.107

José Luis Carmona Silva

Universidad Politécnica de Puebla
jlcarmonas@yahoo.com.mx

Ramón Sebastián Acle Mena
Benemérita Universidad Autónoma de Puebla
raclemx@yahoo.com.mx

María Elena Pérez Terrón
Benemérita Universidad Autónoma de Puebla
pterronm@hotmail.com

Norma Angélica Santiesteban-López
Benemérita Universidad Autónoma de Puebla
asantieteban2@hotmail.com

             
Resumen

El objetivo del presente trabajo de investigación es describir la relación que existe entre el género al que pertenece el jefe de familia con migrantes y la Inseguridad Alimentaria (I A). Para ello se entrevistaron 35 familias con migrantes en el poblado de San Miguel Cosahuatla, Puebla, que representan 40.7 % del total de los hogares de la localidad. Para clasificar los hogares de acuerdo a su condición de Inseguridad Alimentaria se utilizó la Escala Latinoamericana y del Caribe Sobre Seguridad Alimentaria (ELCSA). La información obtenida muestra que 25 % de los hogares con jefatura femenina y 52.18 % de los hogares con jefatura masculina que aportan migrantes carecen de una buena alimentación. De las tres categorías de Inseguridad Alimentaria que maneja la ELCSA (I A Leve, I A Moderada e I A Severa), la I A Moderada muestra mayor diferencia, ya que 25 % de los hogares con jefatura femenina obtuvo el grado de Inseguridad Alimentaria, mientras que el porcentaje de los hogares con jefatura masculina se elevó a 43.8 %. Por el momento no es posible llegar a una conclusión definitiva pues se requiere hacer más estudios, sin embargo, la tendencia de los resultados obtenidos se atribuye a las características cualitativas del fenómeno migratorio en la localidad, donde históricamente ha sido una estrategia de supervivencia.

Palabras clave: jefatura femenina en los hogares, inseguridad alimentaria, migrantes.

Abstract
The objective of the present research is to describe the relationship that exists between the gender to which belongs the family head with migrants and Food Insecurity (FI).
With this purpose 35 families were interviewed with migrants in the town of San Miguel Cosahuatla, Puebla, representing 40.7% of the total households in the town. The Latin American & Caribbean Household Food Security (ELCSA) was used to classify households according to their condition of Food Insecurity. The information obtained shows that 25% of households with female leadership and 52.18% of households with male headship that bring migrants lack of good nutrition. Of the three categories of Food Insecurity that handles the ELCSA (FI Mild, FI Moderate and FI Severe) the FI Moderate shows greater difference, since 25% of households with female leadership obtained the degree of food insecurity, while the percentage of households with male headship rose 43.8%. At the moment it is not possible to reach a definitive conclusion as it is required to do more studies, however, the trend of the results obtained is attributed to the qualitative characteristics of the migratory phenomenon in the town, where it has historically been a survival strategy.

Key words: female headship in households, food insecurity, migrants.

Resumo
O objetivo desta pesquisa é descrever a relação entre o gênero do chefe de família com os migrantes e Insegurança Alimentar (I A). Para este 35 famílias com migrantes entrevistados na cidade de San Miguel Cosahuatla, Puebla, representando 40,7% de todas as casas na localidade. Para classificar as famílias de acordo com o seu estado Insegurança Alimentar escala utilizada a segurança alimentar América Latina e Caribe (ELCSA). A informação obtida mostra que 25% das famílias chefiadas por mulheres e 52,18% dos agregados familiares chefiados por homens que trazem migrantes carecem de uma boa nutrição. Das três categorias de manipulação de Insegurança Alimentar da ELCSA (IA Leve, IA moderada e IA Severa), os shows Moderado IA maior diferença, uma vez que 25% das famílias chefiadas por mulheres obteve o grau de insegurança alimentar, enquanto a percentagem dos agregados familiares chefiados por homens subiu para 43,8%. No momento, não é possível chegar a uma conclusão definitiva, conforme necessário um estudo mais aprofundado, no entanto, a tendência dos resultados é atribuído às características qualitativas da migração na cidade, onde tem sido, historicamente, uma estratégia de sobrevivência.

Palavras-chave: mulheres chefes de família, a insegurança alimentar, os migrantes.

Fecha recepción:   Junio 2016          Fecha aceptación: Diciembre 2016


Introducción
Las variables sociales psico-económicas y su relación con el género del jefe de familia, de alguna manera tienen que ver con la incursión de la mujer en los diferentes campos de la actividad humana, sin embargo, el papel de la mujer como migrante o como esposa del migrante que se queda en el hogar de residencia es totalmente diferente y debe ser analizado con metodologías y herramientas apropiadas. Cuando se analiza “in situ”, el papel de la mujer del migrante y su función en el hogar demuestra que existen dos formas de comportamiento, por un lado está el esposo, aún en su calidad de migrante, que funge como jefe del hogar porque así lo reconoce la esposa, y por el otro está la esposa, que desempeña el rol de jefe debido a la importancia de su aportación a la manutención de la familia, ya sea ejerciendo actividades económicas o administrando los bienes del hogar (Mummert, 1998, pp. 281 y 284).
El rol de la mujer en el proceso migratorio se vuelve más complejo si se considera que también depende de la causalidad de su condición de “jefa del hogar” y del grado de aceptación o conformidad que muestra al respecto. Es decir, la mujer migrante jefa de familia ejerce su papel de manera distinta cuando es producto de una decisión consensuada junto con el esposo, cuando le ha sido impuesto, o cuando sólo lo hace por obediencia o “resignación”.
Estas premisas desembocan en los efectos que conlleva la jefatura femenina en los hogares de migrantes: el precio psicosocial y, sobre todo, emocional, que pagan las mujeres jefas de hogar debido a la migración (Marroni, 2010; Aresti, 2010). Este tema no ha sido estudiado lo suficiente, ni tampoco los de la relación que existe entre las jefas de familia que aportan migrantes y la inseguridad alimentaria. Dicha relación considera tres temas importantes: jefatura femenina, migración e inseguridad alimentaria. No existe una amplia bibliografía sobre la relación que existe entre la migración y la jefatura femenina. Por su parte, Vargas y Navarro (2013), así como Lázaro, Zapata, Martínez y Alberti (2005) hacen hincapié en el incremento de hogares con jefatura femenina y sus repercusiones en el área socioeconómica, y también mencionan que dichas repercusiones están provocando una redefinición de los conceptos “familia” y “hogar”. Por su parte, De Jesús, Díaz y Rivera (2014) analizan los cambios que sufren los hogares con la migración, principalmente en lo que concierne a los roles de género, encontrando que el de la mujer ha cambiado a uno de mayor autoridad y participación social. Algo semejante sucede con Klein y Vázquez (2013), quienes analizan la relación entre migración y unidad doméstica, aunque insisten en una concepción más integral de esta relación cuando se trata específicamente de las mujeres por su subjetividad, por lo que se debe estudiar no sólo el aspecto económico sino también los de orden social, generacional y cultural. Algunos organismos internacionales estudian los aspectos económicos y sociales de género en los hogares de migrantes y la forma como se relacionan entre sí. La FAO (2010) analiza el impacto que la migración rural ocasiona en la división de trabajo por género, lo que puede cambiar las relaciones de poder basadas en el género. De la misma manera se encuentran valiosas aportaciones al tema de la relación entre hogares con jefatura femenina y seguridad alimentaria, por ejemplo, Álvarez, Mancilla y Cortés (2007) encuentran que la jefatura femenina en hogares de las zonas rurales no es una variable determinante en la inseguridad alimentaria de los hogares productores de alimentos para autoconsumo, ya que 80 % de los hogares con inseguridad alimentaria son rurales, de los cuales 26 % asumía la jefatura del hogar. Por otro lado, Vega, Shamah, Peinador, Méndez y Melgar (2014) encuentran en su población investigada una diferencia relativa tanto en la inseguridad alimentaria como en los grados de inseguridad alimentaria entre los hogares con jefatura masculina y los hogares con jefatura femenina: la seguridad alimentaria está presente en 48.5 % de los hogares con jefatura femenina, por lo tanto, 51.5 % tiene algún grado de inseguridad alimentaria; en lo que respecta a los hogares con jefatura masculina, 52.7 % tiene seguridad alimentaria y 47.2 % tiene algún grado de inseguridad alimentaria. También existen estudios que a pesar de que no son producto de una investigación directa de campo sino del análisis de resultados de encuestas oficiales como la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2012 (ENSANUT, 2012), encuentran una relación existente entre los hogares con jefatura femenina y la inseguridad alimentaria, afirmando en sus resultados que cuando los hogares tuvieron como jefa de familia a una mujer, la prevalencia de inseguridad alimentaria moderada y severa aumentó (Mundo, Méndez y Shamah, 2014). Son escasos los trabajos sobre la relación entre hogares que aportan migrantes y que tienen jefatura femenina y la inseguridad alimentaria, aunque hay que reconocer que organizaciones internacionales han puesto su atención en este ángulo de la problemática migratoria (FAO, 2004).
Otras organizaciones, como WFP, OEA y OIM (2015),  no tocan el tema de la relación entre la jefatura femenina en hogares de migrantes y la seguridad alimentaria, pero de una manera indirecta aportan conocimientos que enriquecen el tema, porque la dificultad para abordar la inseguridad alimentaria en su relación con la violencia y la migración parece insalvable. Sin embargo, este estudio del Programa Mundial de Alimentos y la Organización Internacional para las Migraciones lo aborda de una manera extensa tomando como área de estudio el Triángulo Norte de Centroamérica (El Salvador, Guatemala y Honduras). Aunque las condiciones ahí son extremas, describen un escenario propicio para el aumento de los hogares con jefatura familiar femenina como producto de la violencia y la migración.
Cabe hacer notar que el uso de la Escala Latinoamericana y del Caribe sobre Seguridad Alimentaria (ELCSA) en esta investigación, concede no sólo un análisis cuantitativo de los grados de Inseguridad Alimentaria (I A) sino también un análisis cualitativo que permite comparar los datos obtenidos con la información proporcionada por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política Pública (CONEVAL) sobre el indicador de Carencia por Acceso a la Alimentación, medida mediante la misma escala y que forma parte del grupo de indicadores considerados para la medición multidimensional de la pobreza en México.

Planteamiento
El presente trabajo describe la relación existente entre los hogares que aportan migrantes con jefatura femenina y la inseguridad alimentaria, en una localidad rural en la que 40.7 % de los hogares tienen migrantes. La información sobre este tema no es profusa, como se ha mencionado, y la existente no aporta resultados concluyentes; sin embargo, la FAO (2004) señala que la migración de un miembro de la familia conduce a la reorganización de las actividades productivas y si en dicha reorganización la mujer se constituye en jefe de familia aumenta su carga de trabajo productivo y reproductivo además de sus actividades comunitarias, lo que reduce su disponibilidad de tiempo. Si a ello sumamos remesas insuficientes estamos frente a elementos que contribuyen a la inseguridad alimentaria. El mismo documento reconoce que es necesario promover estudios para poder determinar la interacción entre migración y seguridad alimentaria, desarrollo y mitigación de la pobreza.
Los ángulos de discusión que plantea esta temática son diversos y cada día se hacen más urgentes y necesarios, porque con la reciente adopción de la óptica de la migración vista desde la perspectiva de género, las mujeres se constituyen como protagonistas en la producción de bienes de consumo diario para la subsistencia de quienes se quedan, sobre todo en aquellos hogares en los que asume, con todas sus consecuencias, el rol de jefa.
Otra perspectiva que plantean los hogares que aportan migrantes y que tienen jefatura femenina es que ésta no puede estandarizarse de acuerdo a la fenomenología propia de los hogares que tienen como jefa de hogar a una mujer como consecuencia de otra causalidad, por ejemplo, divorcio, viudez, maternidad en soltería, etcétera. Los hogares que aportan migrantes y que tienen como cabeza de familia a una mujer plantean una dinámica social, intrafamiliar, de producción económica de subsistencia diaria “sui generis” que debe ser analizada de manera disgregada. Esta premisa hace que el analista dude sobre generalizar los resultados obtenidos en estudios acerca de la relación entre hogares con jefatura femenina y la inseguridad alimentaria, y pensar que coinciden con los de hogares que aportan migrantes con jefatura femenina y la inseguridad alimentaria.
Desde estas premisas el presente trabajo de investigación se fijó como objetivo analizar la asociación entre los grados de inseguridad alimentaria (I A) y los hogares de San Miguel Cosahuatla en los que algún o algunos miembros abandonan cada año el hogar de manera temporal o llevan tiempo radicando fuera por razones de trabajo, y que además funcionan bajo una jefatura femenina. Asimismo pretende aportar elementos que coadyuven a implementar programas político-sociales y estrategias encaminados a combatir el hambre en los grupos sociales de manera diferenciada, aumentando la eficacia de la solución de problemas.

Metodología
La investigación consideró como “unidades de estudio” a todos los hogares de San Miguel Cosahuatla del Municipio de Huatlatlauca, Puebla, México, entendiendo como tales a cualquiera de los cinco tipos en los que son clasificados por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), es decir, tanto los nucleares como los extendidos, los compuestos, los unipersonales y los sin núcleo; o como los describe (Palma, Shamah, Franco, Olaíz y Méndez, 2006, pp. 21 - 32), “las viviendas habitadas por un número xde personas que se benefician de un ingreso común, aportado por uno o más miembros del hogar, y que cuentan con un jefe reconocido por todos”. El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) distingue dos tipos de hogares: familiares y no familiares; de manera general: hogar es el conjunto de personas que pueden ser o no familiares, que comparten la misma vivienda y se sostienen de un gasto común. Una persona que vive sola también constituye un hogar.
Un hogar familiar es aquel en el que al menos uno de sus integrantes tiene parentesco con el jefe o jefa del hogar (INEGI, 2015). No se ignora que para algunos autores el concepto de familia nuclear está en crisis (Lamas, 2005), sin embargo, para fines de este trabajo se adopta como unidades de estudio a los hogares descritos por CEPAL y por INEGI como familiares, que además cumplan con dos condiciones esenciales: 1) que la jefatura del hogar esté en manos de una mujer y, 2) que en este hogar, al menos uno de sus miembros sea considerado como migrante.
El estudio incluyó información de los 86 hogares de San Miguel Cosahuatla, Puebla, donde el Censo General de Población y Vivienda 2010 reporta la existencia de 99 viviendas. El objetivo fue incluir su universo total, sin embargo, sólo fueron detectadas 86 viviendas habitadas, por lo que este número fue considerado el universo total. No se excluyó la información de ninguna de las unidades de estudio.

Seguridad o grados de inseguridad alimentaria
La medición de esta variable se obtuvo mediante la aplicación de la Escala Latinoamericana y del Caribe sobre Seguridad Alimentaria (ELCSA). La versión de la ELCSA elegida, por razones metodológicas, fue la adoptada por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política Pública (CONEVAL) para medir la carencia por acceso a la alimentación, uno de los indicadores sociales de la Medición Multidimensional de la Pobreza; esta versión está siendo aplicada en el levantamiento de la Encuesta Nacional de Ingreso y Gasto de los Hogares desde el año 2010 (ENIGH, 2010; ENIGH, 2012 y ENIGH, 2014). Ver anexo.
La metodología de aplicación y análisis de resultados se apegaron de manera ortodoxa a los linemientos emitidos por el Comité Científico de la ELCSA, los cuales están extensamente  explicados en el Manual de Uso y Aplicación de la ELCSA (FAO, 2012). Los puntos de corte para la clasificación de la Seguridad y grados de Inseguridad Alimentaria estuvieron determinados de la siguiente manera:

Cuadro 1

Puntos de corte para la clasificación de la (in)seguridad alimentaria según el tipo de hogar

 

Clasificación de la (in)seguridad alimentaria

Tipo de hogar

Seguridad

Inseguridad leve

Inseguridad moderada

Inseguridad severa

Hogares integrados solamente por personas adultas

0

1 a 3

4 a 6

7 a 8

Hogares integrados por personas adultas y menores de 18 años

0

1 a 5

6 a 10

11 a 15

Fuente: FAO, 2012, p. 68.

Bajo estas puntualizaciones, el uso de ELCSA ha descubierto que los hogares que se clasifican con Inseguridad Alimentaria (I A) Leve comienzan con una preocupación sobre la posibilidad de que los alimentos no sean suficientes para satisfacer las necesidades alimentarias de los miembros de la familia, incluso algunos hogares disminuyen la variedad de alimentos en sus consumisiones. La I A Moderada se presenta cuando en los hogares se ponen en marcha estrategias no sólo de reducir la variedad de alimentos sino incluso la cantidad de alimentos que se acostumbra consumir porque el dinero o los recursos son insuficientes. La I A Severa es una condición extrema de hambre ya que en esta clasificación se ubican los hogares que se han visto orillados a que algún o algunos miembros del hogar dejen de comer en alguno de los momentos del día dedicados a consumir alimentos o incluso dejen de consumirlos durante todo el día. Esta conducta obligada, en los hogares donde hay niños, se da primero en los adultos, y en situaciones hiper extremas en los niños. La falta de dinero o recursos para la adquisición de suficientes alimentos es la causal primaria de dichas estrategias.
Hogares aportadores de migrantes.  La ELCSA fue acompañada de un cuestionario en el que se investigaron algunas características sociales de los hogares de San Miguel Cosahuatla, Puebla, entre las que se incluyó un ítem que interrogó directamente sobre la existencia de algún o algunos miembros del hogar que tuvieran las características de migrantes.
Jefatura del hogar. Se preguntó al entrevistado directamente sobre quién fungía como jefe del hogar, y no sólo a los hogares aportadores de migrantes de tal manera que se tuviera un resultado general sobre este rubro en esta localidad.
Lugar de estudio.  La localidad de San Miguel Cosahuatla presenta características sociales, económicas y demográficas que la convierten en una localidad de estudio apropiada para esta investigación; se trata de una localidad cuya cabecera municipal Huatlatlauca se sitúa dentro de los estándares sociales como un municipio que por su condición social, como puede apreciarse en el cuadro 2, exige políticas públicas de desarrollo.

Cuadro 2 Índices de Desarrollo: Huatlatlahuca

Grado de marginación

Alto

Desarrollo humano

Bajo

Rezago social

Alto

Intensidad migratoria

Baja

Fuente: CONAPO, 2010; PNUD, 2010; CONEVAL, 2010; CEIGEP, 2014.

     Como se puede observar, el grado de intensidad migratoria en el municipio de Huatlatlahuca es bajo, sin embargo, al llevar a cabo entrevistas de profundidad con personajes clave de la localidad se descubre que San Miguel Cosahuatla en particular no puede catalogarse con grado de intensidad migratorio bajo, ya que la información recabada aseguraba que la cantidad de hogares aportadores de migrantes en esta localidad es alta. Este dato indujo a proveer a la encuesta con ítems que confirmaran o desmintieran la información; de ser positiva, el objetivo de la búsqueda no sólo sería la asociación entre los hogares con migrantes y los grados de I A, sino descubrir la asociación entre los hogares aportadores de migrantes que tienen jefatura femenina y la I A, con objeto de estudiar en qué grado el género en la jefatura de hogares con migrantes incide en los grados de inseguridad alimentaria.
Análisis de la información. En este modelo de investigación se han seleccionado a los grados de Inseguridad Alimentaria (Leve, Moderada y Severa) como la variable dependiente que variará cuantitativamente de acuerdo a si pertenece a hogares de San Miguel Cosahuatla que son aportadores de migrantes pero que además tienen jefatura femenina, o si pertenece a hogares de la misma localidad también aportadores de migrantes pero con jefatura masculina.
El análisis realizado tiene por objeto descubrir de manera panorámica operacional la asociación buscada, para ello dadas las características del universo estudiado se optó por el análisis bivariado expuesto de manera númerica y porcentual, acompañado de gráficas que muestran la información hallada.

Resultados

El total de unidades de estudio en San Miguel Cosahuatla fueron 86 hogares, que representan 99 % de los hogares de esta localidad, de ellos 35 son aportadores de migrantes, es decir, 40.7 % del total.

Cuadro 3 Unidades de estudio con migrantes y sin migrantes

 

 

Con migrantes

Sin migrantes

 

Total

#

%

#

%

Hogares

86

35

40.7

51

59.2

Fuente: elaboración propia. Trabajo de campo 2015

     Este resultado no corresponde a una localidad con bajo índice de intensidad migratoria, de acuerdo a los parámetros (porcentaje de viviendas que reciben remesas, porcentaje de viviendas con emigrantes a Estados Unidos del quinquenio anterior, porcentaje de viviendas con migrantes circulares) que maneja el Consejo Nacional de Población (CONAPO, 2010); las entrevistas a profundidad con autoridades municipales ya habían advertido sobre esta característica de San Miguel Cosahuatla, aunque a pesar de que el municipio está catalogado como bajo en su intensidad migratoria, el movimiento humano migratorio es una de sus características.
Se tomaron exclusivamente para los fines de este trabajo como unidades de estudio a los 35 hogares que son aportadores de migrantes.

Cuadro 4 Hogares aportadores de migrantes: 35

 

Con jefatura femenina %

Con jefatura masculina %

Hogares

34.29

65.71

Fuente: elaboración propia. Trabajo de campo 2015

   En San Miguel Cosahuatla, 34.29 % de los hogares aportadores de migrantes tienen jefatura femenina; se buscó una asociación de estos hogares con la Inseguridad Alimentaria, al mismo tiempo que se hizo esta búsqueda con los hogares que tienen jefatura masculina, de tal manera que en un análsis comparativo se pudiera determinar qué género de jefatura en los hogares de San Miguel Cosahuatla aportadores de migrantes tiene una asociación de dependencia significativa con los grados de Inseguridad Alimentaria.
Los resultados que se obtuvieron fueron los siguientes:

Cuadro 5 Asociación de los hogares aportadores de migrantes de San Miguel Cosahuatla según el género de su jefatura, con los grados de Inseguridad Alimentaria

 

Con jefatura masculina

Con jefatura femenina

 

%

%

Con Seguridad Alimentaria

4.35

0.00

Con Inseguridad Alimentaria Leve

43.48

75.00

Con Inseguridad Alimentaria Moderada

43.48

25.00

Con Inseguridad Alimentaria Severa

8.70

0.00

Fuente: elaboración propia. Trabajo de campo 2015
 
     Con la reserva prudente que implica medir un fenómeno tan complejo y con la convicción de que ningún indicador por sí mismo es capaz de captar todas las dimensiones de la inseguridad alimentaria (I A), la Escala Latinoamericana y del Caribe sobre Seguridad Alimentaria (ELCSA) ha demostrado validez para medir, mediante la experiencia de los hogares con el hambre, el fenómeno de la I A.
Sin perder de vista nuestro objetivo, el cuadro 5 muestra que: a) los hogares aportadores de migrantes con jefatura masculina que tienen algún grado de inseguridad alimentaria representan 95.66 % y b) los hogares aportadores de migrantes con jefatura femenina que tienen algún grado de inseguridad alimentaria son todos, por lo tanto, en términos cuantitativos los hogares aportadores de migrantes con jefatura femenina tienen más inseguridad alimentaria que los hogares con jefatura masculina, sin embargo, el instrumento utilizado para esta medición, la ELCSA, permite ponderar cualitativamente el grado de inseguridad alimentaria de los hogares. Esta cualidad de la ELCSA la condujo a ser el instrumento elegido por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política Pública (CONEVAL) para medir la “carencia por acceso a la alimentación” que forma parte del conjunto de indicadores para la medición multidimensional de la pobreza en México. Para ello el CONEVAL interpreta que tienen mayor peso, cualitativamente considerados, los grados de inseguridad alimentaria moderada e inseguridad alimentaria severa, afirmando textualmente: “Las personas presentan carencia en el acceso a la alimentación si los hogares en los que residen tienen un grado de inseguridad alimentaria moderado o severo” (CONEVAL, 2014, p. 121).

Los resultados presentados en forma gráfica permiten abarcar toda la información en un solo momento e incluso tener una idea de un análisis comparativo.

Gráfica 1

Fuente: elaboración propia. Trabajo de campo 2015

Dado lo anterior, los resultados muestran que si se compara el número de hogares aportadores de migrantes con jefatura femenina contra el número de hogares aportadores de migrantes con jefatura masculina, en cuanto a la carencia por acceso a la alimentación, el número de los primeros es significativamente menor (25 %) que el de los segundos (52 %); en términos fraccionales un poco más de la mitad de estos últimos hogares carece de acceso a la alimentación, mientras que apenas una cuarta parte de los hogares con jefatura femenina tiene dicha carencia.
Sin olvidar que la “carencia por acceso a la alimentación” es un indicador de la pobreza multidimensional medido mediante una escala que aprovecha la experiencia que los hogares han tenido con el hambre, cabe decir que los hogares que presentan inseguridad alimentaria severa están en una situación de pobreza extrema porque por falta de dinero o recursos, algún o algunos miembros del hogar están dejando de comer en alguno de los momentos del día dedicados a consumir alimentos o incluso están dejando de comer durante todo el día, y el hambre, para quienes hemos tenido esa experiencia o hemos convivido con quienes tienen esta experiencia por falta de dinero o recursos, es la expresión más cruel de la pobreza.
Por la gráfica descubrimos que 8.7 % de los hogares aportadores de migrantes con jefatura masculina tiene grado severo de inseguridad alimentaria, mientras que no existen hogares con jefatura femenina que lo tengan. Por otra parte, 43.48 % de los hogares con jefatura masculina tiene un grado de inseguridad alimentaria moderada, lo que quiere decir que en estos hogares algunos miembros o al menos uno está comiendo menos de lo que debería comer por falta de dinero o recursos.
Si se centra la atención en las unidades de estudio con jefatura femenina se descubre una situación menos extrema en su situación de Inseguridad Alimentaria, porque ningún hogar con esta jefatura manifiesta un grado de Inseguridad Alimentaria Severa, pero 25 % de este grupo de hogares padece Inseguridad Alimentaria Moderada. Para fines de este estudio se diría que la jefatura femenina en nuestras unidades de estudio no es un factor que agudice o aumente el grado de Inseguridad Alimentaria, sino todo lo contrario, esta jefatura parece tener una asociación positiva con una situación de menor grado de Inseguridad Alimentaria.

Discusión
Los resultados de esta investigación proponen tres temas de discusión que no pueden soslayarse si realmente se desea obtener información que contribuya a una selectividad bidimensional, por un lado evitar la generalidad del fenómeno migratorio como una situación de deterioro económico en las comunidades con un alto índice de migración. A este respecto los posibles efectos de la migración son catalogados según dos ópticas extremas: una muestra un escenario pesimista y la otra uno optimista, el primero enseña una situación de deterioro económico en las comunidades con alto índice de migración e incluso desintegración de hogares, y el optimista predica que la migración rural tiene más efectos positivos que negativos ya que la pérdida de mano de obra no es significativa: las remesas benefician a los hogares pobres, alivian restricciones productivas de hogares pobres, crean multiplicadores locales de ingreso, etcétera (Taylor, 2001).
La comunidad de Cosahuatla parece enmarcarse en esta visión positiva de la migración ya que el ingreso que reciben los hogares mediante las remesas de familiares que viven dentro o fuera del país mantiene su equilibrio económico, lo que les permite cumplir con sus obligaciones familiares, sociales e incluso religiosas. Indudablemente, las remesas son un elemento importante en el fenómeno migratorio y representan la condición ineludible para que un hogar se enmarque en un escenario pesimista u optimista, de ahí que el monitoreo de los factores que favorecen la seguridad alimentaria en los hogares de migrantes con jefatura femenina es necesario para detectar el fortalecimiento o fractura de los mismos y que inciden en su inseguridad alimentaria.
La información obtenida en esta investigación señala que los hogares aportadores de migrantes con jefatura femenina tienen menos carencia de acceso a la alimentación que los hogares con jefatura masculina, este resultado es producto de factores que se han ido reacomodando a lo largo del tiempo, por lo que actualmente se manifiestan como hogares estables que reciben sus remesas y cuyos miembros además se ocupan de actividades económicas propias de la localidad. Cosahuatla históricamente aporta migrantes, por lo que representa un estado de madurez del propio fenómeno migratorio, la cual se ha alcanzado mediante la operación sostenida de importantes redes sociales y familiares, sobre todo de Estados Unidos, y que forman parte de una cultura migratoria fuertemente arraigada que permite, fomenta y facilita los flujos migratorios.
El segundo tema es la jefatura familiar, cuyo contenido semántico debe definirse y puntualizarse de manera objetiva pero sobre todo operacional. Algunas ciencias están en un proceso de readaptación a sus métodos, contenidos y definiciones, porque la evolución de sus campos así lo exige. Las ciencias sociales no escapan a esta dinámica y aunque con toda razón existen investigadores que se resisten al cambio, no se puede negar que conceptos, en otro tiempo tan inamovibles como familia y matrimonio, por presiones políticas, económicas y sociales, ahora se encuentran en una situación de redefinición cuyos alcances, sobre todo secuenciales, se vislumbran nada positivos. En este escenario se sitúa el concepto de jefatura familiar cuyas aristas lo atomizan de acuerdo a su causalidad, a su clase social, a su entorno laboral, al poder económico, al poder político, etcétera. Este concepto ha evolucionado de manera ostensible como lo confirma la CEPAL (2004), que hace un balance entre la concepción de la jefatura familiar en los hogares, que por las décadas de los años setenta y ochenta del siglo pasado era considerada como la feminización de la pobreza y se planteaba que los hogares en los que se daba esta situación eran “los más pobres entre los pobres”. En la actualidad, la jefatura femenina en el hogar puede tener aspectos positivos de acuerdo a sus características individuales o grupales. Desde principios de este siglo diversos estudios han introducido dudas conceptuales y metodológicas respecto a la relación entre jefatura de hogar y pobreza. Como evidencia empírica arrojó poca evidencia un estudio realizado en algunos países de la África Subsahariana, Asia y Honduras, que tuvo como objetivo determinar en qué medida las mujeres y los hogares con jefatura femenina contribuían al total de la pobreza, pues a pesar de que los niveles de pobreza eran mayores, para los hogares dirigidos por mujeres las diferencias eran mínimas (CEPAL, 2004). Es cierto que este documento no menciona explícitamente la relación entre inseguridad alimentaria y hogares con jefatura femenina, pero sí lo hace entre pobreza y hogares con jefatura femenina, y como declara enfáticamente (WFP, OEA y OIM, 2015, p. 18), “la inseguridad alimentaria y el hambre están estrechamente ligados a la extrema pobreza”. El significado tradicional que este concepto tenía se encuentra en proceso de reacomodo, la ruptura del modelo familia – hogar, la incursión de la mujer en el mercado de trabajo, el rechazo de la actividad de “ama de casa”, son elementos que mantienen en un estado de revolución el contenido semántico, conceptual y operacional de dicho término.

Conclusiones
Los resultados observados señalan que en la localidad de San Miguel Cosahuatla los hogares aportadores de migrantes con jefatura femenina tienen cualitativamente menor grado de Inseguridad Alimentaria, lo que se traduce en que tienen menor carencia por acceso a la alimentación. Estos resultados parecen no concordar con los obtenidos en la búsqueda de asociación de hogares con jefatura femenina y la Inseguridad Alimentaria llevados a cabo por otros investigadores como (Mundo et al., 2014) en su análisis que hacen de los datos de ENSANUT (2012).
La importancia de esta investigación radica en que puede representar el argumento empírico que demuestre que: a) La migración como estrategia sistematizada contribuye a elevar el ingreso de una localidad, b) La jefatura femenina cuando no es una variable irruptora sino “histórica”, no significa una desventaja con respecto de la jefatura masculina en los hogares y c) Cuando la actividad económica de los habitantes de una localidad no requiere habilidades diferenciadas o especializadas, como en el caso de San Miguel Cosahuatla, no aparece el problema de falta de trabajo.
Los hogares aportadores de migrantes con jefatura femenina muestran una menor carencia por acceso a la alimentación que los que tienen jefatura masculina, pero eso ya no puede ser considerado algo sorpresivo; los movimientos sociales que han colocado a la mujer en igualdad de derechos han traído consigo que la jefatura de hogar femenina ya no tenga el rechazo social que colocaba a estos hogares en una situación de vulnerabilidad y desventaja. Estos cambios de paradigma tradicional en cuanto a la jefatura del hogar estan disminuyendo la exclusión a la que se sometía a los hogares con jefatura femenina.
Una de las razones por las que se eligió este tema fue precisamente indagar si este cambio positivo que están sufriendo los hogares con jefatura femenina son extensivos a los que comulgan con esta característica pero que además son aportadores de migrantes. Este ángulo del fenómeno migratorio no ha sido estudiado con suficiencia; la investigación en este terreno es germinal, pero la gama de conocimientos que ofrece seguramente incentivará trabajos que profundicen en el tema.
Los resultados del estudio no pueden generalizarse más que a aquellas localidades que posean las mismas características de aportadoras de migrantes en tiempo y forma que el caso analizado. Existen localidades que tradicionalmente son consideradas con alto índice de migración porque muchos de sus pobladores aportaron migrantes principalmente a Estados Unidos a mediados del siglo pasado, donde se establecieron y con el paso del tiempo facilitaron y fomentaron la migración de otros miembros de sus familias, quienes por esta circunstancia llegan a ese país a un lugar determinado con cierta garantía de trabajo. De la misma manera, las conclusiones son válidas para aquellos migrantes temporales, cuyos destinos, actividades, periodos de tiempo y ganancias económicas ya conoce debido a la relación contractual que sostiene con sus empleadores.   

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